Nunca es tarde para ser motera: la inspiradora historia de Linda

La historia de Linda Pilbeam es un ejemplo inspirador que demuestra que nunca es tarde para cumplir los sueños. A los 71 años, decidió dejar de observar las motos desde la barrera y se sacó el carnet de conducir, impulsada por la determinación de acompañar a su hija en esta aventura. Linda, que llegó a la autoescuela con dudas típicas de alguien que empieza tarde, como el temor a no tener los reflejos necesarios, también trajo consigo una fuerte determinación para demostrar que era capaz de alcanzar su meta.

La autoescuela Phoenix Motorcycle Training diseñó un plan adaptado a las necesidades de Linda. A diferencia de los cursos convencionales, que suelen ajustarse a un perfil de alumno más joven, el enfoque hacia Linda fue personalizado, respetando su ritmo y asegurando que aprendiera sin presiones. Tras once meses de formación, en los que utilizó una Kawasaki Z650 rebajada para ella, Linda no solo consiguió su carnet, sino que se convirtió en una motera activa, disfrutando de paseos en moto y el viento en su rostro.

El impacto de su decisión fue notable en su familia. Su marido, sorprendido por esta nueva faceta de su esposa tras 40 años de convivencia, comenzó a compartir su pasión por las motos. Linda también se convirtió en un ejemplo para su nieta, Maize, quien decidió unirse a la aventura de aprender a montar en moto. De esta forma, la historia de Linda se convierte en un legado que abarca tres generaciones, demostrando que la pasión por las motos no tiene edad, sino actitud.

La moraleja de su experiencia es clara: nunca es tarde para sacarse el carnet de moto. El verdadero desafío no reside en el examen, sino en atreverse a dar el primer paso. Con coraje y determinación, Linda logró su objetivo, y ahora disfruta de la libertad que le proporciona montar en moto. Su historia es un testimonio motivador para todas las mujeres, sin importar su edad, que desean explorar el emocionante mundo del motociclismo.