Mi primera gran aventura en moto por la Costa Cantábrica
Me pareció una lectura obligada para quienes quieren saber más.
El autor rememora su primer gran viaje en moto, realizado a los 19 años con su Honda XL 125. En una época sin teléfonos móviles ni GPS, emprende un recorrido por la Costa Cantábrica, llevando un equipaje sencillo: una tienda de campaña, un saco de dormir y algo de ropa. Su aventura comienza en Utebo, desde donde se dirige a San Sebastián, pero al encontrarse con la imposibilidad de acampar allí debido a las festividades, decide continuar hacia Orio, donde encuentra a otros viajeros en una situación similar. Agradecido por la hospitalidad de unas familias valencianas que lo invitan a cenar, el autor reflexiona sobre las conexiones humanas que se forjan durante los viajes.
A lo largo de su ruta, descubre hermosos paisajes y pueblos costeros, como Zarautz y Lekeitio, mientras disfruta de la libertad de viajar sin un destino fijo. Se detiene en lugares emblemáticos como San Juan de Gaztelugatxe y el Puente Colgante entre Algorta y Portugalete, viviendo momentos de pura aventura y exploración.
El viaje avanza hacia Cantabria, donde pasa la noche en Laredo, y luego se dirige a Asturias, donde se queda en el Camping La Paz, conociendo a otros moteros. A pesar de las limitaciones económicas, el autor sigue disfrutando del camino, cruzando los Picos de Europa y recordando la belleza natural de los Lagos de Covadonga.
Finalmente, tras visitar lugares como el Embalse de Riaño y el acueducto de Segovia, regresa a casa con una colección de anécdotas y recuerdos. Reflexiona sobre cómo, a pesar de los avances tecnológicos y las mejores motos actuales, las experiencias vividas en ese viaje tienen un valor especial y auténtico, subrayando que con una moto de 125 se puede viajar tan lejos como se desee.
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